Vengo
escuchando desde hace un tiempo un “palabro”, del que me gustaría hablar hoy:
gamificación. ¿Habéis oído hablar de ello? Para los que no lo hayan oído nunca, aclaro lo que es y sus posibles beneficios.
La
definición formal sería: “empleo de mecánicas de juego en entornos y
aplicaciones no lúdicas con el fin de potenciar la motivación, la
concentración, el esfuerzo y otros valores positivos”
Se
trata de una nueva y poderosa estrategia para influir y motivar a grupos de
personas.
Desde
el punto de vista del docente, se trataría de utilizar pensamientos y elementos
de los juegos para generar un compromiso
y motivar la realización de acciones, promover el aprendizaje y solucionar
problemas. El uso de la gamificación está relacionado con la consecución de
unos objetivos, en este caso con objetivos de aprendizaje.
Un
juego es una unidad cerrada que tiene como objetivo la diversión y el
entretenimiento. Jugar es una actividad voluntaria, cuando se hace
obligatoria deja de ser un juego.
Algunos
tipos de juegos, como los de gestión de recursos, en los que el objetivo es
aprender a gestionar una serie de recursos de los que dispones, pueden ayudar a
los alumnos a saber administrarse en diferentes áreas de su vida, saber, que
las cosas no se consiguen de la nada, y que hay que gestionarlas bien, para que
no se terminen. Un ejemplo de este juego
sería el juego “Townsmen” donde el jugador tiene que gestionar los recursos
como el agua, hacer reparaciones, etc para hacer de su pueblo un lugar óptimo.
Hay también, juegos de estrategia, en
los que, además de gestionar recursos, hay que competir contra otros para
conseguirlos. Un ejemplo de este tipo de juegos es “Clash of Clans”.
Y
otro tipo de juego, el juego de construcción, en el que se debe construir uno o
varios objetos con unos materiales determinados. Como ejemplo de este tipo de
juegos se encuentra el “Minecraft” un juego con gran popularidad en el sector
educativo.
Por supuesto, hay muchos
más tipos, y ejemplos concretos de ellos. Lo que debemos plantearnos para saber
utilizarlos, es qué objetivos de aprendizaje queremos alcanzar, y con qué tipo
de juego podríamos conseguirlos. A los alumnos, les encantaría usar esta técnica
de aprendizaje, requiere control por parte del docente, claro está, pero ¿te
atreves a probarla?
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