Supongo que a estas alturas, todo el mundo conoce a César Bona. Por si hay algún despistado, diré que es el maestro español, aragonés para más señas, que fue candidato a los Global Teacher Prize, que digamos que sería el “Nobel” del profesorado.
César será probablemente el maestro más conocido y mediático de nuestro país, pero seguro que tenemos muchos “César Bona” entre nosotros.
Ayer, tuve la oportunidad de asistir a una charla de 2 horas en la que César nos contó su forma de impartir clases, cómo organiza los grupos, qué proyectos ha realizado, cómo se trabaja por competencias… En fin, toda una lección de tesón y perseverancia, que todo docente debería escuchar.
A pesar de lo poco valorados que estamos en general, cada vez veo a más docentes que se implican y esfuerzan en su trabajo, que buscan ideas para que los niños y adolescentes encuentren el aliciente que necesitan para engancharse a aprender, y es que, como decía Bona, todos estamos en continuo aprendizaje, no debemos dejar de ser curiosos y esto hay que transmitírselo a nuestros alumnos.
Su truco: conseguir que todos los alumnos se sientan importantes, que todos participen, se ayuden y colaboren. Para ello, crea diferentes “roles” o “cargos” en clase: El cabecilla de los sublevados, el curioso, el historiador, el encargado de la lista blanca de los altruistas…
Ahora César Bona ha escrito un libro en el que cuenta sus experiencias, sus retos y lo bueno de una profesión, que según sus palabras tiene más de magia que de “trinchera”. Se titula "La nueva educación" y si te apetece aprender a darle la vuelta a la forma de enseñar tradicional y ver proyectos novedosos, no puedes dejarlo de leer. Seguro que indiferente no te deja
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